Morena de ojos grandes y
verdes, así me describo físicamente casi siempre. Soy Andrea Stoned, vivo en Zaragoza y soy como un torbellino, imparable. Tengo quince años, para dieciséis
en un mes y nueve días, y vivo relativamente tranquila. Tengo mi grupillo de
amigos con el que salgo y me lo paso como una enana y algunas amigas sueltas
con las que tomarme un rico café.
Mi padre, Eric Stoned, es un hombre londinense de 47 años al cual admiro muchísimo por dejar toda su vida en Londres y empezar de cero en Barcelona con dieciocho años. Y mi madre, Sara Villalobos es madrileña de nacimiento, pero se crió aquí; mi abuelo, que era militar, fue trasladado a Madrid y mi abuela, embarazada de mi madre y su hermana gemela, María Villalobos, lo acompañó. Durante la estancia allí, mi abuela se puso de parto y más tarde se volvieron a trasladar. Mi madre es una de las personas más fuertes que conozco y su capacidad de caerse y levantarse con la cabeza bien alta son dos de las cosas que me hacen mirarla con un cariño especial. Tengo un hermano de dos años, Julian, es más cute… rubito de ojos azules océano; a diferencia de mí, es como un osito de peluche, achuchable, mono y callado. Mi hermana Ana es una adorable y contestona quinceañera morena de ojos iguales a los de mi hermano; nos parecemos mucho aunque somos como el ying y el yang. Ella más sweet y yo más punk, ella escucha pop y yo tiendo más hacia el rock… Pero son unas tendencias muy ligeras. Nos criamos y vivimos aquí pero casi por el trabajo de mi padre, dueño y jefe de la famosa multinacional de ropa deportiva 'By Stoned' nos tenemos que trasladar.
Mi padre, Eric Stoned, es un hombre londinense de 47 años al cual admiro muchísimo por dejar toda su vida en Londres y empezar de cero en Barcelona con dieciocho años. Y mi madre, Sara Villalobos es madrileña de nacimiento, pero se crió aquí; mi abuelo, que era militar, fue trasladado a Madrid y mi abuela, embarazada de mi madre y su hermana gemela, María Villalobos, lo acompañó. Durante la estancia allí, mi abuela se puso de parto y más tarde se volvieron a trasladar. Mi madre es una de las personas más fuertes que conozco y su capacidad de caerse y levantarse con la cabeza bien alta son dos de las cosas que me hacen mirarla con un cariño especial. Tengo un hermano de dos años, Julian, es más cute… rubito de ojos azules océano; a diferencia de mí, es como un osito de peluche, achuchable, mono y callado. Mi hermana Ana es una adorable y contestona quinceañera morena de ojos iguales a los de mi hermano; nos parecemos mucho aunque somos como el ying y el yang. Ella más sweet y yo más punk, ella escucha pop y yo tiendo más hacia el rock… Pero son unas tendencias muy ligeras. Nos criamos y vivimos aquí pero casi por el trabajo de mi padre, dueño y jefe de la famosa multinacional de ropa deportiva 'By Stoned' nos tenemos que trasladar.
Mi vida diaria del año
pasado era fácil y normal, de casa al instituto y del instituto a casa. Luego
venían las actividades, más tarde el entrenamiento y por último los deberes y
estudiar, 4 de la eso era fácil; pero ahora tengo que pensar que… ¡estoy en
bachillerato! Más responsabilidades, más deberes, más estudiar, pero también más fiestas
y sobre todo… ¡más chicos a los que conocer! El verano ha terminado de lo lindo
con una fiesta impresionante el sábado pasado y empiezo el curso nerviosa y con
“ganas de aprender”, nótese mi ironía…
- ¡¡¡Andrea!!! ¡¡Las nueve!!
No vas a llegar. ¿Te hiciste la mochila anoche? ¿Has hablado con Marta para ir
juntas? ¿Llevas la agenda? ¿La tarjeta de autobús? ¡No te la olvides! Papá
tiene que ir a trabajar a las 12 y yo salgo a las 3 ¡¡¡Ana!!! ¿Otra vez en la
cama? ¡Serás perezosa!-menos mal que mi madre histérica por empezar otra vez el
ritmo de las clases se aleja hasta el cuarto de mi hermana mientras aprovecho a
dormir unos segundos más.
- Andrea Stoned
Villalobos, como llegues tarde a tu primer día de clase te la vas a cargar.
Además he llamado a Marta y dentro de veinte minutos habéis quedado.
- ¡Que siiiiii mamaaaaa!-respondo
haciendo un mohín.
- Baja a la cocina y
ayuda a tu hermana a preparar los desayunos mientras vigilo a Julian que parece
que hoy está un poco pachucho. Ah y hazte la cama, anda bonita.
Al final me voy a tener
que grabar en el móvil el “¡Que siiiiii mamaaaaaaa!” y le respondo con una media
sonrisa. Para mi primer día de instituto y de bachiller tengo que causar una
buena impresión. Me meto en mis vaqueros negros favoritos y los combino con una
camiseta blanca y azul cielo de vespa; cojo mis deportivas de nike, me dejo el
pelo suelto y corro al baño para calentar la plancha porque si no, dudo que
llegue a tiempo. Un poco de sombra, un poco de rimmel, un poco de raya y un
poco de pintalabios y ¡chas! Perfecta. Me hago la cama, y bajo las escaleras
hasta la cocina Ana ya ha hecho el zumo de naranja y le ayudo con lo
demás. Para desayunar tomo un delicioso
trozo de melocotón y un vaso de café con leche, un must de por las mañanas. Miro el reloj de la cocina las nueve y
dieciocho, con suerte Marta llegará tarde, cojo mi mochila rosa y negra de
Adidas y me dispongo a salir por la puerta no sin antes haberte mirado en el
espejo, cuando...
- Andrea no irás a salir
sin Ana ¿no?
- ¿No había quedado sólo con Marta?
- Daba por hecho de que
te irías con tu hermana…
- Vaaaale, ¿Ana estás ya?
- Sí, cojo mi mochila y
listo.
Guau está impresionante
con su blusa blanca, su falda a rayas azules y esa melena castaña perfectamente
planchada con esos reflejos naturales rubios. Aunque discutimos, como todas las
hermanas, nos llevamos de impresión y no podría vivir sin ella. Me saca del
empanamiento con un “¿Nos vamos ya?” al que respondo con una sincera sonrisa de
orgullo. ¡Las nueve y veinticinco! Por desgracia Marta aún llegaba más tarde
que nosotras y teníamos que ir a La Salle Gran Vía, viviendo nosotras en Montecanal.
Por fin llega Marta corriendo.
- ¡Hola princesas! – esta
chica siempre con la misma efusividad, por eso nos cae tan bien.
- ¡Hola Marta! –respondemos
al unísono.
- Buff chicas siempre tan…
iguales y tan distintas. –todas reímos.- Vamos que si no llegaremos tarde.
Vamos andando hasta la
parada de enfrente del Jena, uno de los restaurantes-bares, más buenos de toda
Zaragoza y cogemos el 55 hasta la parada del tranvía, en el cual hacemos
trasbordo hasta la parada de la Plaza San Francisco, casi enfrente de nuestro
colegio.
- ¿A quién esperáis tener
de profes este año? –pregunta Marta
- Mientras no sea a la
bruja de Marisol… - responde mi hermana convencida de que le tiene manía,
aunque casi es más cuento que realidad. Y comienza a contarnos la misma
historia de siempre de que en primero de la eso en una sustitución fue a la
mesa de la profesora a pedir una calculadora y no se la dejó y desde ese
momento se la tiene jurada.
- A mí la verdad es que
me da igual empiezo bachiller y en dos años estaré enfrente, en la “City”- que es
el campus universitario.
- Ya salió la mayor - responde
Ana bromeando.
- ¡¡Eh!! A callar todas que
la mayor aquí soy yo – dice riendo Marta, que es un año mayor que yo y dos que
mi hermana.
- Bueno chicas nos vemos a la salida a las 11.
No sé porque nos hacen venir para una hora.
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